Biotecnología
en Puerto Rico
Gil Schmidt
San Juan, Puerto Rico, USA
Veinticinco por ciento de la capacidad mundial de
manufactura de biotecnología se encuentra en
Puerto Rico.
En los pasados siete años, las inversiones en
biotecnología en Puerto Rico han sobrepasado los
6 billones de dólares, capitaneados por
esfuerzos de gran magnitud:
- US$450 millones de Eli
Lilly, creando el centro modular de
biotecnología más grande del mundo;
- US$350 millones de Abbot
Laboratories para expandir y establecer
una facilidad de manufactura de
medicamentos para artritis;
- US$800 millones de Amgen,
expandiendo sus facilidades de
producción para mercados globales.
Estas inversiones son en planta
y equipo solamente y conllevan la creación de
unos 1,200 empleos, un impacto considerable y
extenso en la economía local.
Estos datos sorprenden, especialmente cuando se
compara el tamaño de la isla con la de países
como Estados Unidos, Irlanda, Alemania y Corea
del Sur. Pero dada la trayectoria del desarrollo
de manufactura en Puerto Rico, su posición
privilegiada vis-á-vis los Estados Unidos y el
enorme aumento de biotecnología a nivel mundial,
se podría decir que 25% es sólo un comienzo.
Esta inversión es una muestra más del
posicionamiento de Puerto Rico como un importante
recurso en la economía de servicios y el
conocimiento.
Desarrollo de manufactura en Puerto Rico
Desde 1947 y por más de 30 años, Puerto Rico se
nutrió de una estrategia entonces innovadora de
"industrialización por invitación,"
en esencia, ofreciendo una serie de exenciones
contributivas de impuestos federales
estadounidenses y sirviendo de puerta de entrada
al mercado norteamericano. En términos de
manufactura, la combinación de exenciones y
costo bajo de mano de obra levantó cientos de
fábricas en la isla, produciendo desde ropa y
zapatos hasta componentes eléctricos y
maquinaria pesada.
La crisis económica de la década de los años
70 y un movimiento pro-reestructuración
contributiva en Estados Unidos amenazó la base
manufacturera de Puerto Rico, y la estrategia
ganadora lo fue atraer empresas farmacéuticas a
la isla. La combinación de "territorio
estadounidense" con "cero impuestos
federales" (aunque esa no era la teoría, en
efectivo fue la práctica) hacía de la isla un
lugar perfecto para que gigantes de la industria
Merck, Eli Lilly, Smith-Kline, Ortho, Jonson
& Jonson, Baxter y muchas más trasladaran
sus centros de producción desde los estados
hasta la isla.
Hasta los años 90, el desarrollo de las
farmacéuticas en Puerto Rico mostraba un ritmo
ascendente y generó el crecimiento de una
industria relacionada: aparatos biomédicos. En
menos de una década, la isla recibió sobre
US$5.3 billones de inversión en aperturas y
expansiones de plantas para la manufactura de
instrumentos y aparatos médicos. En una de las
más claras señales del éxito de este renglón
en la economía local, sobre 90% de los
marcapasos usados en Estados Unidos y Europa
fueron hechos en Puerto Rico.
A principios de la década de los años 90, el
Congreso de Estados Unidos, buscando apoyar sus
empresas nativas, canceló el beneficio directo
para Puerto Rico de exención contributiva
quasi-total conocida como la Sección 936 del
Departamento de Tesorería federal... y el ritmo
de progreso económico con punta de lanza en
farmacéuticas cambió a uno de parálisis.
Aunque no ocurrió el éxodo masivo esperado por
algunos, las farmacéuticas sí comenzaron a
reducir sus operaciones en la isla. La pérdida
de estos empleos bien remunerados dejaba un
impacto cada vez mayor, y con el cierre de más
plantas de manufactura tradicional, la economía
local necesitaba una nueva oferta, una estrategia
que le retornara a Puerto Rico su fuerza
competitiva. Y se encontró donde se encontró en
1947.
Relación estrecha con Estados Unidos
Se ha dicho (hablando de Microsoft) que es mejor
ser aliado del gorila de 800 libras (360 kilos)
que ser su contrincante, especialmente si dicho
gorila está en la misma habitación con uno.
Para Puerto Rico, la alianza con el gigante
económico que es los Estados Unidos está
cimentada en 110 años de historia compartida.
Puerto Rico es el cuarto mayor comprador de
bienes estadounidenses y si bien recibe unos
US$21 billones anuales en inversiones
gubernamentales, también es cierto que se
derivan sobre US$39 billones anuales en ganancias
netas. Es claro, y lo ha sido por un siglo, que
la inversión estadounidense en Puerto Rico le
deja un balance de intercambio altamente
positivo.
La relación y las inversiones han tenido dos
efectos cruciales en el desarrollo económico de
Puerto Rico en la segunda mitad del Siglo 20:
- Le ha aportado a la isla
una estructura económica y política
estable, un factor clave para atraer
inversiones norteamericanas e
internacionales, a la vez que cimenta a
Puerto Rico como puerta de acceso al
enorme mercado consumeríl de Estados
Unidos.
- Proveyó una base
financiera y de acceso a educación
universitaria y post-graduada, creando un
caudal de profesionales altamente
preparados.
Estabilidad nacional y
educación son componentes vitales en la llamada
Economía del Conocimiento, donde los recursos
claves son las destrezas y habilidades aplicadas
de los recursos humanos. Por ello, Puerto Rico
fue destacándose al graduar una creciente
cantidad de ingenieros (casi 30% de los
ingenieros del programa NASA son
puertorriqueños), la mayor cantidad de
ingenieros químicos hispanos, cientos de
doctores en medicinas y biociencias y combinaban
su preparación académica con experiencias
adquiridas en empresas y facilidades
norteamericanas.
El desarrollo de las farmacéuticas en Puerto
Rico se limitaba a sólo manufactura, dejando las
fases vitales de investigación y desarrollo en
laboratorios distantes. En esencia, se había
migrado el obrero semi-diestro de los años 60 a
un empleado hábil con bachillerato en los años
90. A ese punto, Puerto Rico no podía competir
como centro de mano de obra de bajo costo. La
globalización obligaba ahora a que las
estrategias de desarrollo económico descansaran
sobre otros parámetros: estabilidad y
educación.
Luego de varios intentos por "adelantar
hacia el pasado," la estrategia de Puerto
Rico se centralizó en biotecnología, pero esta
vez ofreciendo la isla como una plaza de recursos
humanos diestros, altamente preparados, con
experiencia y sueldos competitivos y ofreciendo
exenciones contributivas como valor añadido, no
como gancho central.
El éxito no tardó en verse. Empresas desde
Abbot hasta Wyeth, más de 115 en total,
ampliaron su presencia o se establecieron en
Puerto Rico. Las inversiones hechas en la isla
reflejaron una visión de ampliación de mercado
y de impacto ganancial en ventas:
- De los 9 medicamentos más
recetados en Estados Unidos, la isla
produce más del 65% del total que llega
al mercado.
- La industria de aparatos
biomédicos cubre la gama de aflicciones
desde cardiaco hasta urológico, un
alcance que llega a casi 35% de todos los
pacientes atendidos en Norte América.
Uno de los factores
descubiertos en este desarrollo fue reportado por
varias empresas: El control de calidad reflejado
por las facilidades en Puerto Rico redujo gastos
operacionales en un promedio de 11%. Los
beneficios de una fuerza laboral con experiencia
y excelente preparación, un marco
político-económico estable y la facilidad de
simplemente expandir la presencia operacional
probó ser una fórmula ganadora.
Crecimiento global de biotecnología
Globalización nos coloca a todos desde
individuos y empresas a naciones a competir en un
campo cada vez más nivelado y concurrido. Con la
contracción de manufactura a nivel global (China
perdió sobre 2 millones de empleos en
manufactura entre el 2004 y el 2006), producto de
avances tecnológicos de automatización, la
verdadera fuente de progreso viene siendo la
aplicación efectiva de conocimiento. Las
ciencias, tradicionalmente la actividad mística
y oscura de especialistas incomprensibles ha
pasado a ser un motor económico que todos pueden
usar.
Puerto Rico es un microcosmo de cómo es que
funciona la creación de estos nuevos
"vehículos económicos con motores
científicos." Se comienza con una masa
crítica de empresas y recursos humanos; en el
caso de Puerto Rico, las farmacéuticas. Se puede
decir que este fue el "cluster"
(conglomerado) base al cual se le fueron creando
aliados. De esta base se añadieron empresas
aliadas y se crearon incentivos para fomentar
inversiones que fortalecieran la visión
estratégica de la industria. Un ejemplo es el
desarrollo de Amgen en Puerto Rico, que ha pasado
de pura producción a una combinación de
innovación y desarrollo de productos. En
términos de impacto económico, es la diferencia
entre una fábrica y una oficina de consultoría:
La fábrica puede crecer linealmente, pero la
oficina puede crecer exponencialmente.
Flexibilidad de recursos humanos es producto de
la combinación de educación y experiencia.
Puerto Rico tiene miles de profesionales
capacitados, un universo de talento que facilita
la creación de una empresa competitiva en poco
tiempo. Al ser mayormente bilingües, los
recursos humanos locales ofrecen acceso a los dos
idiomas más importantes de este hemisferio, al
igual que familiaridad total con la moneda, leyes
y métodos comerciales de Estados Unidos. La
fuerza trabajadora ha sido reconocida por
décadas como una de las más productivas en el
mundo y esta reputación merecida se sigue
demostrando día a día.
Biotecnología no es una industria nicho: Es una
industria base para otras industrias. Con
biotecnología se está modificando las
industrias de salud y agricultura, pero también
las petroleras, las de transportación y hasta
las de computadoras y telecomunicaciones
("nanochips" bacteriales capaz de
manejar cálculos 1,000 veces más rápidos que
los "chips" actuales.) A pesar de
tropiezos y reacciones a veces lentas, Puerto
Rico se ha posicionado como plaza clave para
cientos de empresas de biotecnología y docenas
más buscan establecerse en los próximos dos
años. Es fácil ver cómo el actual 25% de
capacidad mundial de biotecnología puede
aumentar, pero los retos competitivos son serios.
Forjar alianzas con empresas en la Cuenca del
Caribe, en especial aquellas que necesiten
adquirir conocimiento de procesos comerciales y
del mercado de Estados Unidos es vital para un
verdadero crecimiento que coloque la región como
una capaz de competir con ventajas con la
Comunidad Europea y los Tigres Asiáticos.
Puerto Rico y biotecnología tienen dos visiones
conjuntas. Una es interna, ampliando y mejorando
la infraestructura física y socioeconómica
(como la nueva Ley de Incentivos Económicos)
para atraer más empresas. La otra es externa,
forjando lazos regionales y globales para
fortalecer el flujo de conocimientos e
inversiones mutuas. El futuro de la
biotecnología ya llegó. La cuestión ahora es
definir qué tipo de futuro tendrá la isla con
biotecnología.
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